lunes, 26 de mayo de 2014

LOS SIETE: CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO Y ARQUETIPOS

Retomamos el tema de los arquetipos junguianos pero desde un punto de vista totalmente distinto al que lo hemos estado enfocando anteriormente.

Cuando empecé a leer las novelas de G.R.R. Martin, Canción de Hielo y Fuego, me llamó poderosamente la atención la mitología que había creado en torno a los reinos en que basaba su mundo: el dios rojo, los dioses antiguos y, muy especialmente, los siete dioses que parecen ser los más extendidos y la fe primordial de los reinos de Poniente.
Estos dioses son identificados como: 
La Madre, El Padre, La Doncella, El Guerrero, La Vieja, El Herrero y El Desconocido.
¿Por qué será que consideré al leerlo que estaba, en realidad, observando casi un listado de muchos de los arquetipos junguianos?
Será más sencillo de entender si vamos dios por dios y equiparándolos con los supuestos poderes o con las razones por las que se les reza en la novela.





La Madre: en un post anterior vimos como La Madre es uno de los arquetipos más antiguos dentro de los conceptos del inconsciente colectivo aportados por Jung, por lo que no voy a desarrollar mucho este personaje. Simboliza la protección  y la fertilidad, la protección maternal y la compasión.











El Padre: siempre como un hombre maduro y barbado es el símbolo de la justicia dentro de una familia y su cabeza. Control, protección y disciplina dentro de un equilibro  como la mayoría de las figuras divinas como Zeus, Odín o Dios son representados. En Canción de Hielo y Fuego porta una balanza que simboliza la justicia y el equilibrio anteriormente mencionados. Es el arquetipo del que lleva el mismo nombre, El Padre.


La Doncella: Una niña joven, inmadura e inocente que no quiere dar el paso aún a una madurez que le va a suponer una realidad más dura y responsabilidades. Estas características las encontramos en la figura arquetípica del puer aeternus que en Jung puede ser tanto masculino como femenino. En este caso Martin ha elegido la figura de la niña, me imagino para ejemplificar las tres edades de la mujer (doncella, madre y anciana). Y seguramente identificándola con el personaje de Sansa Stark.









El Guerrero: Se le ora en el libro para pedir fuerza y valor antes de la batalla pues se le considera el paladín perfecto. Jung, como ya vimos en otro de los post anteriores, nos hablaba del arquetipo del Héroe, el cual representaba todas estas cualidades y que se identifica muy bien con esta deidad.






La Vieja: Es más habitual en la mitología y la literatura encontrar la versión masculina de este arquetipo pero, como he explicado antes, creo que lo han feminizado para ver las tres edades de la mujer. En los ejemplos de Jung podríamos encontrarlo como “el anciano sabio”, un personaje al que acudir cuando se necesita una guía y consejo, pues su avanzada edad es un cúmulo de sabiduría adquirida en la experiencia.







El Herrero: Éste es el dios que más me ha costado identificar con los arquetipos junguianos y, siendo sincera mis conclusiones pueden estar sujetas a controversia. No se le menciona casi nunca y es una de las deidades menos conocidas de este panteón, pero los herreros y todos aquellos personajes que trabajan los metales y las piedras han sido considerados en las culturas como si estuvieran vinculados a ciertos poderes alquímicos y feericos. Por ello considero que debe tener alguna relación con los elementos más básicos de un arquetipo trickster muy suave.






El Desconocido: Se considera que este dios encarna la muerte y lo oculto, nunca se le ve el rostro pues no es posible mirar a los ojos a la oscuridad. Sólo es adorado en Poniente por los renegados, los repudiados, los ladrones y los asesinos. Es curioso que también sea el único dios que es mencionado en las ciudades libres como Braavos como una divinidad de los siete a los que más se rinde culto. Claramente es la “encarnación” del arquetipo de La Sombra, lo oculto y lo peligroso que está presente a nuestro alrededor y dentro de cada uno.






Que el poder de los siete os sea propicio.

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