Dejamos en
el post anterior a Aleister viviendo en la infame y bucólica Boleskine House
haciendo rituales extraños a dioses muertos con sus amigos y sus amantes a modo
de comuna hippie extrema.
La apacible y preciosa Boleskine House
A principios
del siglo XX empezará su fiebre viajera que le llevará a lugares tan dispares
como Sudamérica, India o Francia.
Finalmente
en la ciudad de El Cairo, Egipto, recibirá su “revelación” en 1904. Junto con
su, por entonces, esposa Rose Edith Kelly visitará el museo de la ciudad porque
ésta estaba obsesionada con una pieza sencilla que se le aparecía en sueños.
Al
localizar dicho objeto tenía el número de inventario 666, lo que el mago y su
mujer tomaron como una señal.
Esa noche
Aleister redactará, según él dictado por una entidad que se identificó como
Aiwass, El Libro De La Ley, que se convertirá en la base de su nueva religión “Thelema”,
junto con todos los conocimientos que había adquirido en sus viajes y
experimentos.
Más tarde, y
con un grupo de seguidores de su liberal teoría, fundó en la isla de Sicilia,
en Cefalú, la Abadía de Thelema. Por
desgracia para los participantes en estos experimentos y ritos se verán
obligados a salir de la isla, por el Gobierno de Mussolini, tras la muerte de
uno de los jóvenes seguidores de Crowley. Fue acusado de asesinato, pero se
demostró que el joven Raoul Loveday falleció de intoxicación tras beber agua de
un pozo cercano que no era potable.
Siguió su
vida de escándalo y libertinaje hasta que su capacidad económica pudo
sostenerle. Sus excesos y el ritmo de vida hicieron que acabara muriendo en una
casa de huéspedes, sólo, arruinado, por un fortísimo ataque de asma el día 1 de
Diciembre de 1947.
A su
incineración acudieron muchos de sus seguidores, y su enfermera particular
reveló a sus asistentes que las última palabras del gran Mago Negro fueron: “A
veces me odio a mí mismo”.
Este doble
post se llama “Una Visión Diferente” porque lo que más me importa destacar de
Aleister Crowley son los detalles que, quitando todo lo anteriormente relatado,
le convirtieron en una de las figuras más importantes de finales del XIX y
primer mitad del siglo XX.
- Debido a sus viajes y sus estudios fue el primer occidental en traer a Europa el YOGA, el primero en difundirlo y practicarlo como medio de ejercicio físico y meditación.
- Re introdujo las religiones y los mitos orientales a unos niveles que sus predecesores no había llegado a conseguir, popularizándolo y dándolos a conocer y no sólo para unas élites pertenecientes a órdenes esotéricas.
- Fue un publicista y asesor de imagen que supo cómo la influencia de los símbolos podía cambiar la psique y los ánimos de la gente. Un ejemplo es que el mismo Winston Churchill solicitó su ayuda en la Segunda Guerra Mundial para contrarrestar la ofensiva de propaganda y desmoralización que estaban llevando a cabo los alemanes. Crowley le aconsejó usar el símbolo de la victoria antes siquiera de la gran batalla pues infundiría esa sensación de fortaleza ya en los soldados y haría de efecto placebo para que se convencieran de la posibilidad de ganar sucediera lo que sucediera.
- Fue uno de los pocos británicos en coronar el K2, uno de los picos más peligrosos del mundo, cuando aún no se usaban bombonas de oxígeno y había que aguantar los miles de metros de altitud con equipos rudimentarios y a pulmón.
Da miedito en esta foto. Demasiado sol y pocos peines
- Sin Aleister Crowley el satanismo como hoy lo conocemos no existiría (ojo, que el satanismo real no es lo que estáis pensando algunos).
- Los movimientos hippies, la liberalización femenina en un igual con el hombre como fuerza femenina creadora y de diosa madre, las religiones neo-paganas y la experimentación con drogas y estados alterados de consciencia no habrían sido posibles en los años 70 como los conocemos.
- Led Zeppelin no habría podido escribir muchos de los discos y canciones más icónicas de nuestra historia, y la portada de Sargent Pepper’s Lonely Heart Club Band de los Beatles también sería distinta.
Ahora ya conocéis
algo más sobre este primer gran showman, filósofo, escritor, excéntrico,
hedonista, loco, iluminado, aventurero, manipulador, líder, apesadumbrado,
tenebroso, niño y sobre todo símbolo del siglo XX.
Como dice
Bruce Dickinson en su canción:
Hombre
triste,
profeta de nuestro vacío.
Disfrutad de la canción, es preciosa y tiene una gran letra.
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