Era conocido
como el hombre más malvado del siglo XX, llamado La Bestia (al que el luego añadirá 666 por fastidiar) por su propia familia
desde que era pequeño y ha sido una de las figuras más influyentes en la pasada
centuria aunque en la sombra en la mayoría de las ocasiones.
A pesar de ese número, yo personalmente no pienso en él como un satanista, pues todo aquello que va a desarrollar y su filosofía no entran dentro de esta rama cultista aunque sus leyes se le acercan.
En círculos
especiales es donde este personaje es un nombre que no se puede ignorar, y
éstos suelen estar relacionados con el
esoterismo, las religiones mistéricas, el mundo de las sectas, el escándalo y el
heavy metal (tenía que añadirlo).
Para todos
aquellos que no conozcan quien fue Aleister Crowley voy hacer homenaje a este hombre, pues su vida
está llena de experiencias, momentos únicos e historias que contar. Pues, a
pesar de todo lo escandaloso, controvertido y polémico que pudiera ser, nadie
(tras leer esto) creo que pueda poner en duda que este “loco” cambió la
mentalidad y la sociedad británica para siempre.
Mr. Crowley, el susodicho
Edward
Alexander Crowley nació el 12 de Octubre de 1875 en Warwickshire hijo de un
millionario galés que quedó huérfano muy pronto, por lo que sus tías se
encargaron de criarle.
Creció en un ambiente represivo, en una secta evangélica
puritana radical conocida como Los Hermanos de Plymouth, y en cuanto los
estudios se lo permitieron huyó de ese ambiente como alma que lleva el diablo,
y nunca mejor dicho. Y mucho más por su manía de recopilar las contradicciones
que iba encontrado en La Biblia, lo que no le hacía un buen “chico” a ojos de
sus educadores. Consiguió pertenecer a la libre masonería desde que tuvo edad suficiente y fue aceptado dentro.
Empezó a
escribir libros, ensayos, tratados y poemas a los 23 años.
Como muchos ricos
aristócratas de finales del siglo XIX, parecía que la llegada de nuevas ideas,
los avances tecnológicos de la brillante era victoriana y la gran llegada de
inmigrantes con sus “extrañas” religiones se convirtió en una nueva droga para
este tipo de alta sociedad. Así inició sus pasos en la Golden Dawn, una Orden
Hermética de inspiración egipcia antigua en la que dio sus pinitos como “mago
esotérico” y aprendiz de “lo oculto”. En poco tiempo escaló posiciones dentro
del grupo, disputando su puesto de poder a otros miembros como fue el mismo
Willliam Butler Yeats, el premio Nobel de Literatura, o el mismísimo fundador
de La Orden.
Debido a
estas disputas de poder decidió abandonarlos y crear su propio culto, una
organización ocultista conocida como Astrum Argentum, y posteriormente la Ordo
Templi Orientis cuyo lema era "Haz tu voluntad será toda ley. El amor es la ley, amor bajo la voluntad".
Símbolo de Thelema, su religión y su filosofía
Su frecuente
contacto con las partes más bajas de la sociedad británica, sus amistades con
la gente que se salía de la norma, su bisexualidad (que por entonces era ilegal
y penado con cárcel), su inmenso ego y su ansia por conocer todo hizo que se
ganara unos cuantos enemigos y pocos amigos.
Viajó a
todos los lugares que le fue posible: Francia, Estados Unidos, India, Tibet,
China, Birmania, Marruecos, España, Italia, Suiza, Egipto, Chile, Argentina… y
en todos ellos absorbía de su cultura y sus costumbres todo aquello que podía.
En ocasiones absorbió también otras cosas pues era más que aficionado a probar
todo tipo de droga que cayera en su poder, para según sus palabras “expandir su
mente a otras realidades y conciencias”.
Decidió cambiar
su nombre de Alexander al gaélico Aleister y compró una casa un tanto especial
a orillas de las Highlands escocesas y del Lago Ness: Boleskine House.
Buscaba
un lugar que se convirtiera en un “templo” y un lugar de práctica de sus
hechizos, rituales y todo aquello aprendido en Egipto, India y oriente. Una casita
inocente situada al lado de un cementerio, en la parte menos transitada del
lago más misterioso y construida sobre un supuesto antiguo convento que ardió
con todos sus monjes en el interior siglos atrás, era ideal para sus
propósitos. Y siendo sincero, seguro que el que estuviera tan apartado de la
población era un alivio para sus vecinos y todo aquel que quisiera ignorar a “ese
tipo raro millonario que hace cosas extrañas y monta fiestas de dudosa
moralidad”.
Uno de los muchos homenajes que el mundo de la música y en especial el Heavy Metal hace a este personaje. Aquí os dejo con esta canción (subtitulada al español) de Ozzy Osbourne.
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