lunes, 20 de octubre de 2014

LA MUÑECA ANNABELLE

El estreno de la película Annabelle me ha hecho recordar al famoso matrimonio Warren y el mundo de los estudios de los fenómenos paranormales.
Todo comenzó con una muñeca de trapo, normal y corriente de una empresa que llevaba años distribuyendo este tipo de productos para niños. 
Conocido este modelo como Raggedy Ann, a través de un cuento infantil, nadie podía sospechar que un inocente trozo de tela que se llevaba distribuyendo desde la primera década del siglo XX  pudiera provocar el pánico de la manera en que nos ha llegado a nuestros días.


Fue un regalo sin pretensiones de una madre a su hija, estudiante de medicina, y que acabó como parte de la decoración de la cama de esta, en la habitación que compartía con una compañera en sus primeros años de vida independiente.
Desde el principio empezaron a suceder cosas extrañas: la muñeca cambiaba de sitio sola cuando no se la miraba, tenía posturas distintas cada vez que volvían de estudiar, o trocitos de papel con mensajes escritos con: “¿Me has echado de menos?”.
Como es lógico, las chicas pensaron en un principio que se trataba de alguien que estaba gastándoles bromas pesadas y que de alguna manera debía tener la llave del apartamento, por lo que consideran que es mejor ignorar las situaciones hasta que éstas empiezan a intensificarse hasta un punto en el que hacer la vista gorda era imposible.
En su desesperación acudirán a la ayuda de una médium que les da el nombre de Annabelle Higgins, que es el espíritu que habita en la muñeca y que si quieren que la cosa frene que deberían aceptarla como una más y así se calmaría.
Nada más lejos de la realidad pues al hacerlo, y tomar familiaridad con el fenómeno, éste se vuelve más y más intenso y violento
El novio de la estudiante de medicina empieza a pensar en que las dos chicas no están bien de la cabeza y se burla de ellas, por lo que se va a convertir en el nuevo objetivo de Annabelle. Pesadillas, arañazos inexplicables y la aparición de la muñeca a los pies de la cama cuando estos ataques sucedían hacen tomarse más en serio el fenómeno.
En una situación límite para los habitantes de la casa y tras, sin éxito, tratar de librarse de la muñeca y que esta volviera a aparecer en la casa sin motivos decidieron acudir a unos investigadores de fenómenos paranormales  conocidos como los Warren, un pasapsicólogo y una sensitiva.

Lorraine y Ed Warren

Para ellos el gran error fue invitar a quedarse a la entidad a la que decían que no era ningún espíritu, si no algo diabólico que se usaba de la muñeca para manifestarse y crecerse en poder. Al haber invitado al ser, les estaban ofreciendo carta blanca para que pudiera hacer lo que le viniera en gana y había riesgo de que las acabara poseyendo a ellas también.
El matrimonio no vio otra opción que llevarse la muñeca de la casa y guardarla en una habitación segura que tenían habilitada para almacenar objetos peligrosos paranormales.
El viaje hasta la casa de los Warren se tuvo que hacer por carreteras secundarias y a intervalos pues hubo varios amagos de accidentes varios hasta que pudieron llegar al hogar.
Desde ese día hasta hoy se encuentra en esa habitación en una urna de cristal blindado bajo llave y con un cartel de “NO ABRIR” bien claro en la puertecilla de vidrio. La habitación-museo es bendecida cada mes por un cura para mantener a ralla de fenómenos al inmueble.
A Annabelle se la considera una de las inspiraciones para la saga de películas como El Muñeco Diabólico.

¿A que parece inofensiva desde su urna?


Trailer de la película
todo parecido con la historia es concidencia


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